PREGÓN DE FIESTAS 2013
SANGONERA LA VERDE
EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA REINA DE LOS ÁNGELES
FRANCISCO JIMÉNEZ PÉREZ. CRONISTA OFICIAL
El agradecimiento es un
principio y un deber. Desde mi más profundo respeto y sincero afecto a todos
los presentes, vaya mi salutación agradecida a nuestro querido Alcalde D. Juan
Jiménez, a la Comisión de Fiestas, a la Junta Municipal y a los distintos
estamentos y Asociaciones que de una forma u otra, participan y colaboran en
las actividades festivas.
Como Cronista y Pregonero:
Muchas gracias por vuestra presencia y atención.
Quiero iniciar el Pregón,
como lo hice hace unos años: Invocando la protección de Ntra. Sra. La Reina de
los Ángeles cuya Festividad anuncio en este momento. Y como entonces, a Ella me
dirijo así:
A
ti te pido, Reina de los Ángeles, que me des la palabra justa y precisa para
cantarte las glorias de mi pueblo, que son las tuyas, porque para los
sangonereños, no hay nada más grande que tu amor…
Dame la gracia
extraordinaria,
para conseguir que el
corazón,
se eleve con emoción;
pero de forma y manera
que este Pregón, sea
gloria
de las glorias de Sangonera.
de las glorias de Sangonera.
Dicen los entendidos que
se espera de un Pregón que diga algo nuevo y que recuerde a la vez, algo ya
pasado sobre la historia del pueblo.
Esto es lo que tengo más
claro. Soy testigo afortunado de la historia de nuestro pueblo. El Cronista de
lo que vivió, de lo que le contaron y de lo que investigó.
Nunca me alejé de mi
pueblo demasiado tiempo. Aquí nací y me crié en el mismo corazón del pueblo, en
la Plaza, justo en la Calle Mayor, donde hoy hay una Relojería de una familia
entrañable para mí.
Los niños de aquella época
no disponíamos de los medios y adelantos técnicos de ahora, pero fuimos felices
jugando en la calle, a la salida del Colegio… teníamos la alegría de vivir,
gozar, saltar, correr… éramos muy de la calle.
Mis hermanos, mis vecinos
y yo, sentíamos una especial predilección por un enorme corral que mis padres
tenían en la Plaza. Nos encantaba sentir allí el otoño, la caída de las hojas
de todos los árboles; refugiarnos allí de las lluvias del invierno y dormir
todas las siestas del verano.
No necesitábamos juguetes
comprados, ya que hacíamos escopetas, pistolas y hasta carros de combate con
las palas de los higos chumbos.
La época de la trilla era
también un disfrute: Nos subíamos en el Trillo y nos sentíamos Sabú, el héroe
de la película “El Ladrón de Bagdag”. Luego nos revolcábamos en la paja, aunque
después tuviéramos que padecer sus picores.
Las noches eran mágicas.
Nos sentábamos en la Plaza a jugar, hablar y cantar. No he vuelto a ver cielo
tan limpio ni noches tan estrelladas.
Siempre juntos, siempre
peleados; en la acequia, en la Era, en la Plaza, en el Colegio… jugando con la
pelota de trapo, descalzos, cogiendo nidos…
Pero también escuchábamos
a los mayores, con sus problemas de salud y lamentándose de no tener trabajo.
Aunque a este respecto, un hombre mayor, vecino, el Tío Oreja, solía repetir:
“Dengún hombre hay en el mundo,
que sin trebajo se encuentre;
qu’asta el que no tié trebajo,
bastante trebajo tiene”.
Dicen que somos lo que
aprendemos de niños, y si es así, pues soy lo que aprendí aquí.
Me quedé impregnado de
este pueblo para toda mi vida. Y no es que me sienta más sangonereño que nadie,
sino que siempre me he sentido más yo mismo con Sangonera. No yo un trozo de
este lugar, sino Sangonera una porción de mi ser.
Por tanto, ¿Cómo servir al
pueblo que tan bien me servía? ¿Qué hacer con una tierra unida a mí, como la
uña a la carne? Y señoras y señores: Decidí servir a mi pueblo, para jamás
servirme de él.
Esta reflexión despertó en
mí el deseo de investigar y estudiar la verdadera historia de nuestro pueblo.
Me ayudó mucho una frase de uno de los pensadores más grandes que ha dado
España: D. Marcelino Menéndez y Pelayo: “El pueblo que no sabe de su historia,
es pueblo condenado a irrevocable muerte… Sólo el conocimiento del pasado nos
señala el camino del futuro…”
Y nuestra historia como
pueblo comienza en una Porciúncula, en una sencilla Ermita, levantada al pie de
la Sierra de Carrascoy por unos frailes de la Orden de San Francisco que
estaban realizando su trabajo evangelizador y misionero por estos parajes en el
Siglo XVI.
Fue la primitiva Ermita
Nueva que se puso bajo la advocación de Nuestra Señora Reina de los Ángeles.
Alrededor de aquella Porciúncula se asentaron e instalaron nuestros
predecesores en el tiempo.
Así nació nuestra Ermita
Nueva. Así nació Sangonera.
En la falda de Carrascoy,
donde Sangonera es hoy;
cinco siglos transcurrieron,
de aquel Agosto, la alborada.
Dos monjes franciscanos,
una humilde Porciúncula levantaron,
a Santa María de los Ángeles, dedicada.
Entre la Sierra de Carrascoy,
y el Sangonera, se alza;
Ermita pequeñita aquella,
donde los Ángeles cantan.
Y la Reina sonriente
desde su Porciúncula habla:
“Estaré siempre con vosotros,
mañana, tarde y madrugada”.
Desde el abuelo hasta el nieto,
corre la gente a admirarla;
y millares de promesas,
del corazón y labios escapan.
Sobre la Ermita juegan,
como niñas dos campanas;
anunciando a los sangonereños
elixir para sus almas.
La
Reina de los Ángeles, desde que fue instalada y venerada en aquella
Porciúncula, viene siendo norte y guía de cuantas generaciones han poblado esta
bendita tierra nuestra.
Y
por esta razón, el hoy templo y ayer Ermita, se ha venido vistiendo de gala
todos los meses de Agosto, de todos los años, desde hace cinco siglos.
La
Reina de los Ángeles y Sangonera. Dos realidades unidas a través de los Siglos.
Esta es la gran verdad.
Y
aquí estamos, años después, para sostenerla, defenderla y proclamarla.
Porque
somos conscientes que al defender la vinculación de Sangonera con su Patrona,
estamos sosteniendo, proclamando y confirmando, lo mejor de las esencias de
nuestro pueblo.
¡Nuestra
Patrona! ¡Nuestra Reina de los Ángeles!
Reina de los Ángeles,
déjame que te respire
y que contigo me asombre.
Si tire por donde tire,
siempre me sale tu nombre.
Porque si todo en ti es grande
es porque todo eres tú,
y tú, eres más tú que nadie.
El
día 2 de Agosto del año 2009, tuvo lugar en Sangonera, uno de esos
acontecimientos que enaltecen a los pueblos: Celebramos el 50 Aniversario en
unos actos que culminaron con la Coronación Canónica de nuestra Reina por el
Excmo. y Rvdmo. Obispo de la Diócesis, Sr. D. José Manuel Lorca Planes. Nos
cupo el honor de que el acto de la Coronación fuera su primera visita pastoral
en Murcia.
Toda Sangonera tuya,
Reina y Madre coronada
qué bien te queda ese manto,
hace más bella tu cara.
Todo corona, señora,
para que conocer se pueda;
que como Sangonera,
nunca nadie así quisiera.
Reina de los Ángeles,
Patrona venerada;
mira si te quiere tu pueblo
que hasta tres veces;
has sido, entre cánticos, coronada.
Apenas
un año después, el día 12 de Mayo del año 2010, la Reina de los Ángeles, de los
Cielos y de la Tierra, el orgullo de nuestra raza, llenó de gozo las calles más
emblemáticas de Murcia; desde el Carmen a la Catedral fue llevada a hombros de
sus costaleros, hasta dejarla colocada junto a la reja del Presbiterio frente a
la Virgen de la Fuensanta.
La
peregrinación de Sangonera y su Reina de los Ángeles a la Catedral murciana,
marca un antes y un después, en la historia de nuestro pueblo. Una fecha
realmente memorable.
En la Iglesia del Carmen,
doblan campanas;
anuncian la llegada,
de la Reina coronada.
Recibida fue con los sones,
del Himno Nacional de España,
sinceras lágrimas en los ojos,
de nuestra gente emocionada.
Honor y gloria a la Reina,
respetuoso silencio de la multitud,
en el templo congregada.
Del Carmen a la Catedral,
Avda. de Colón, Plaza Camachos,
Puente de los Peligros, Tornel,
La Glorieta y el Arenal.
Bailes, cánticos y parrandas,
nuestra gran Peña El Cuartillo;
ameniza la solemne procesión,
hasta su llegada a la Catedral.
Benditos estos mozos y mozas,
que a nuestra Patrona ensalzan
y un Dios te Salve, Reina,
de las almas de mi alma;
de los cánticos y de las flores,
porque cada paso, cada momento,
un sinfín de sentimientos.
Murcia con devoción la ve pasar,
tan egregia y tan señera;
y se une al homenaje,
que le rinde Sangonera.
En aquel doce de Abril,
se abriron los cielos para verla;
espléndida y romera mañana,
el pueblo la siente tan cerca;
que es como si la tocara,
tocando en ella la Gloria
y el resplandor de su gracia.
En el Puente de los Peligros,
nuestro Pedro el Cardoso,
unas preciosas “décimas” dedica;
a la Reina entre las Reinas,
a nuestra Patrona ¡la más bonica!:
“Al Barrio Carmelitano,
nuestra Patrona ha venido;
y con Ella se ha traido,
a Sangonera en la mano.
Y con un gesto muy llano,
derramando la humildad,
todos sabéis que es verdad;
que da cariño a montones,
uniendo los corazones,
del campo y de la ciudad.
Déjenme que les recuerde,
y pienso que a todos cuadre
que esta es la mejor madre,
de Sangonera la Verde.
El amor no se le pierde,
y hasta pasiones levanta;
y por ser su gracia tanta,
y su amor tan especial;
la espera en la Catedral,
la Virgen de la Fuensanta”.
Toda Sangonera, toda
camino se puso en marcha,
atrás quedaba el pueblo sólo,
solas las calles y plazas,
y solo, triste y vacío,
el camarín de su casa.
¡Qué vacío siente la Iglesia,
cuando la Reina falta!
Y cuando llega ¡Qué lleno!
¡colma la Iglesia su cara!
Volverá el pueblo con ella,
lo mismo que se marchaba,
rodeándola, abrazándola,
besándola con todo el alma.
Y un Dios te Salve, Reina
por los Ángeles alabada.
¡Cuidado con ese Niño
que de las manos se escapa,
San Francisco, atento, no le quita
mirada.
Aquel inolvidable Doce de Mayo,
un gran acontecimiento tuvo lugar:
La Reina de los Ángeles y la Fuensantica,
de su Porciúncula, de Sangonera,
a la Santa Iglesia Catedral.
Y
ya para terminar quiero proclamar a los cuatro puntos cardinales del pueblo, a
la buena gente de sus Barrios, que María, la mujer más pura, más humilde, más
fuerte, más noble, más dulce, más hermosa, la Madre de Dios, la Reina de los
Ángeles, de los Cielos y de la Tierra, llenará de gozo nuestras calles y será
paseada a hombros para que su gloria sea modelo de virtudes, donde se modele
nuestro querido pueblo.
Sangonera
se te declara,
porque siempre dices sí,
a su alma enamorada.
Gloria tú nunca quisiste,
mas como la gloria te sobra,
con este Pregón, Señora,
¡gloria tuya en mí pusiste!
¡Viva nuestra Patrona!
¡Viva la Reina de los Ángeles!