domingo, 27 de julio de 2008

Sangonera. Recuerdos de Ayer

Decía González Ruano, que la Literatura es principalmente, recuerdo, nostalgia; y andaba en sospechas de que de otro modo entendida era poca cosa.
Sí, la Literatura es gozar de lo sufrido o gozado; no es tener, sino retener. Ni siquiera es crear, sino recrear.
Es dar actualidad a lo que ya no es estrictamente contemporáneo.
Núnca me alejé de mi pueblo demasiado tiempo y, como otros sangonereños, me siento afortunado por seguir aquí. Desde la torre de mis años y sus sexagenarias ventanas, aún puedo evocar los "Tíos Saines". A los niños de entonces, se nos hablaba mucho y mal de la "Tía Saína", que no era otra que la Tía María del Rio, verdadera y terrorífica pesadilla de los críos, con cuya presencia eramos amenazados, cada vez que nuestro padres nos imponían algún castigo por mor de nuestra contumaz indisciplina.
Cierto día coincidimos la "Tía Saína" y yo, en la tienda de Isabel de Matías, mi madrina, a la que susurrándole al oido le pregunté por aquella mujer. Me tranquilizó el que me dijera que era muy buena, y que no temíese nada de ella, sobre todo porque yo era un niño muy estudioso. En ese preciso momento nos cruzamos la mirada, la Tía María y yo, sonriéndome ella lévemente.
Me tranquilicé y me reí interiormente de mis primos y amigos que tanto la temían. Hasta me parecían, tontos y cobardicas... ¿Cómo podían tenerle tantisimo miedo a una mujer tan buena y amable?
Pero.... Una buena tarde, estando en casa, observo como la Isidra de la Carne, vecina de siempre a la que apreciaba mucho, y mi madre, conversaban muy en secreto, lo que despertó mi interés.
Pronto descubrí en ellas una sonrísa cómplice que no me pasó desapercibida y mi mosqueo se acentuó, cuando observé sus miradas burlonas, sin duda, dirigidas hacia mí.
De pronto, el corazón me dio un vuelco. En el vestíbulo de la casa y al trasluz, se dibujaba la silueta de una mujer: Era la "Tía Saína", toda de negro , incluido el pañuelo a la cabeza, lo que le daba un aspecto imponente. Con voz que a mí me pareció de ultratumba ,dirigiéndose a ellas, dijo: ¿A quién me tengo que llevar de aquí ?
Pronunció estas palabras, mientras hacía un gesto tal con su cara, que le deformó la boca y los ojos los agrandó tanto, que parecía imposible que no se le saliesen de su órbita. Las tres me miraron. Yo me quedé inmóvil, sin posibilidad de salir corriendo, como el sentido común me aconsejaba. Mi palidez llegó a tal extremo que mi buena Isidra se apresuró a abrazarme, y en actitud protectora intentó tranquilizarme, diciéndome entre besos, que era una broma.
No lo entendí así, y a partir de aquel momento, sentí un respeto imponente por aquella señora, y comprendí las razones de mis primos y amigos...
Años más tarde comprobé que la Tía María del Rio era una gran mujer, y una persona singularmente buena.
Lo demás, todo son gratos recuerdos que están ligados a la "boquera" que humedecía mi casa, a las veredas por donde anduvo vigilante mi abuelo "Papá Chico", con su traje y su sombrero oscuros, su cadena que yo intuía de plata, serpenteando sobre su chaleco, que le hacía brillar por fuera, tanto como él brillaba dentro de mí.
Sangonera La Verde es su gente, mis recuerdos, sus olores, el silencio....Hay tantos detalles de la vida de nuestro pueblo, que se me antoja imposible servirlos todos. Tiempos que no volverán. Personas que estuvieron y no están.
Sentía una especial predilección por aquel corral de mis padres, que daba a la Plaza. Me encantaba sentir allí el otoño, la caida de todas las hojas de todos los árboles; empaparme de los infinitos ocres, marrones y amarillos; refugiarme allí de todas las lluvias, y dormir allí todas las siestas.
Luego, sacando agua de aquel viejo aljibe moruno para regar las plantas y árboles...Y, luego, los veranos... Todo era jugar y jugar. Cualquier rincón era bueno. Creo que no había ni un pedazo de tierra donde no hubiéramos jugado o dejado huella de nuestro paso.
No necesitábamos que nos regalasen juguetes ya que confeccionamos escopetas, pistolas, espadas y hasta carros de combate con las palas de los higos chumbos.
La época de la trilla era un disfrute. Nos subíamos en el trillo y luego nos revolcábamos en la paja, aunque después sufríamos sin rechistar sus picores. Nos fascinaban las tardes propicias para aventuras y cómo de una maneral rudimentaria y primitiva, veíamos separarse el grano de la paja.
Las noches eran mágicas. Un lujo de sensaciones. Nos sentábamos en la Plaza a jugar, cantar y comentar las hazañas del Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrín, que eran los tebeos más populares de entonces. No he vuelto a ver cielo tan limpio, ni noches tan estrelladas. Recuerdo cuando hacíamos carreras de barcos por la acequia. Los construíamos con hojas de caña, y los botábamos justo detrás de nuestra casa . Desde allí corríamos al lado de ellos, que se deslizaban majestuosos, impulsados por la corriente del agua. Retransmitíamos aquellas grandes competiciones, que siempre terminaban de igual manera: Tanto los barquitos vencedores como los perdedores, que se habían salvado del casi obligado naufragio, desaparecían al entrar en la parte de la acequia que se encontraba tapada y sin posible acceso.
Siempre juntos, siempre peleados: en la acequia, en la Era, en la Plaza, en el Colegio... jugando a la pelota, cogiendo nidos de los almendros y olivos, cantando aquella canción que aprendimos de D. José Barquero:

Tus cabellos son los ángeles,
y tu boquita la luz;
y tu figura, la Virgen,
y esa Virgen eres tú.

El juego de los niños siempre ha existido, como expresión de vida, de entretenimiento, y ocasión para ir haciendo amigos. Los niños de aquella época no disponíamos de los medios y adelantos técnicos e informáticos de hoy, pero fuimos felices jugando en la calle, en la Plaza, a la salida del
Colegio, en cualquier sitio de cualquier lugar; teníamos alegría, ganas de vivir y descubrir cosas, gozar, saltar... No nos aburriamos, éramos muy de la calle, nos relacionábamos mucho.
El juego por excelencia para la mayoría de los niños de entonces , era el juego de la pelota. Nos la preparábamos nosotros mismos, a base de trapos, que bien anudados y una vez conseguido el tamaño deseado, los envolvíamos en una media o trapo grande, sujeto fuertemente con cordeta fina. Se solía reventar con frecuencia y como consecuencia de las patadas recibidas, pero la pelota volvía a ser reparada al instante, hasta que se estropeaba definitivamente, dando por terminado el partido. Otro inconveniente era cuando se mojaba o se llenaba de barro por causa de la lluvia.
Más adelante, tuvimos la suerte de disponer de una pelota de goma. La había traido mi hermano Pepe de Murcia, y supuso una gran alegría para todos. Era una pelota pequeña, pero a nosotros nos pareció extraordinaria.
En cuanto al calzado, apenas lo usábamos para jugar. Jugábamos descalzos por temor a las regañinas de nuestras madres.
¡Qué diferencia con las condiciones actuales!
Los recuerdos más alejados de mi niñez están en mi Sangonera. Siempre entrañables, siempre felices. Sintiendo el amor de mi familia. Despertándome a la vida y a la naturaleza, descubriendo el verdadero valor de las cosas.
Mi hermano Angel, mi hermano Pepe, mis primos, mis amigos de siempre... todos. Cualquier cosa o hecho llamaba nuestra atención, todo constituía un tesoro.
Recuerdo aquellos días, sentados en la Plaza de Sangonera, entre charla y charla, mirando al cielo, formulábamos deseos. Cantidad de veces terminábamos cantando;

Yo sé de una estrella,
que en fulgurante vuelo;
cruzó las lineas del cielo,
como inquietante doncella.

Cruzó como flecha voladora,
los parajes de la luna,
besando los reflejos de sus dunas,
y con risas se perdió en la aurora.

Entre suspiros, cantos y risas,
buscó el perdido lucero;
para decirle en las sombras "Te quiero",
dejando su estela en las negras brisas.

Lloró la estrella, de manera,
que aquella fugaz despedida;
desprendió una lágrima furtiva,
que trocada hoy, es Sangonera.

A MIS NIETOS DANIEL, ARIADNA Y LUCIA















Vivo de vuestro sublime encanto,

que como llama encendida;

va alentando mi vida,

y arde en mi pensamiento.


Sois sueño de mis sueños,

que goza con soñaros,

alegría inmensa de mis ojos,

sin espina ni abrojos,

que dicha tuvieron de miraros;

ilusión inmensa al contemplaros,

añoranza de seres amados,

que en vosotros veo reflejados.


Sois la fuente de mi inspiración,

impregnáis mi vida de ilusión;

de dentro de mí, sacáis lo mejor,

cataratas de alegría, donáis a mi corazón.


Os miro y miro, sin cansarme de mirar,

¡Y cómo os veo , a mis ojos asomar!

Habéis encendido la luz de mi Felicidad.

sábado, 26 de julio de 2008

A LA VIRGEN DEL ROSARIO


María, Dulce Nombre, Rosario, Purísima
¡ Cómo te queremos en El Palmar !
La Peña, Auroros, Iglesia, todos,
Un año más, al amanecer el día,
Devotos te cantamos la Salve,
Embriagados de santa alegría.
Contigo recorrímos las calles de El Palmar,
Mañanas, Octubres, Domingos, desde siglos acá,
Generaciones enteras , no te olvidaron jamás.
Padre Nuestros y Salves, te cantamos,María,
Que más pura que tú, sólo Dios,
No nos niegues, Divina Señora,
Tu amorosa y eficaz protección:
Para que se acaben las desdichas,
Para que el mundo viva mejor,
Para erradicar la mentira, el odio y el rencor,
Para que construyamos un mundo nuevo,
Inspirados en tu amor.
Hoy, 31 de Octubre, como hace siglos yá:
¡ María, Aurora, Rosario, Purísima !
¡ Cuánto te queremos en El Palmar !

jueves, 24 de julio de 2008

EL TEATRO BERNAL

El Teatro Bernal fue inaugurado el día 24 de Julio del año 1.910. Estaba previsto su estreno para el sábado día 16 del mismo mes, pero por la circunstancia de no haber llegado los aparatos precisos para la instalación eléctrica, se tuvo que posponer la tan esperada inauguración.
Situado en la antigua calle de Lorca, el lujoso edificio contaba con tres amplias y decorativas puertas principales, que daban acceso a un acogedor vestíbulo, desde donde partía un ancho pasillo con dos vueltas hacia el escenario, y otros tres largos pasillos, uno central y dos laterales, con dirección hacia el coqueto patio de butacas.
Además, en el mismo vestíbulo nacían dos escaleras, una a cada lado, que permitían el acceso cómodo y fácil a la galería. El patio de butacas era suficiente, bonito y amplio. Su espacioso pasillo central y los dos laterales facilitaban la natural y fluida circulación de los espectadores.
El decorado era muy artístico y sofisticado, destacando el alumbrado, dotado de luces abundantes y muy variadas, llamando la atención unas pequeñas lámparitas rojas y azules, que daban unas bellas tonalidades. En la parte baja, destacaban las bien alineadas butacas del anfiteatro, asi como los tres palcos existentes en los dos laterales de la misma.
El escenario era de una gran amplitud y dotado de todo lo necesario en lo que a maquinaria de la época se refiere; disponía de seis habitaciones- vestuarios para los artistas, y dos más , adaptadas para coros de mujeres y hombres.
Como desahogo para los espectadores, poseía el Teatro un magnifico patio al aire libre, en el que estaba instalado un precioso Café, en el que se podían degustar gran variedad de tapas murcianas,junto a las famosas bebidas de la Casa Bernal.
El Teatro, la histórica noche de su estreno, presentaba un aspecto realmente extraordinario. Una semana antes del evento se había colgado el cartel de NO HAY ENTRADAS.
En medio de una atronadora ovación, a las nueve y media de la noche de aquel caluroso día 24 de Julio de 1.910, dió comienzo la función más esperada, representándose en primer lugar la preciosa zarzuela LA DEL MANOJO DE ROSAS. Las señoritas Ginesa Aroca, Josefina Aroca y Rafaela Carnicer bordaron sus papeles de Rosario, Carmen y Gitana, demostrando aptitudes más que notables para la escena.
El Tarugo, papel dramático de grandes dificultades, estuvo interpretado por Bartolomé Bernal, que lo vivió de tal manera que a todos convenció. Los señores Hernández, Angel y Manuel Bernal, Faz, Aroca, Cayuela, Vera, Palazón, Garzón.... Todos estuvieron sensacionales.
A continuación se puso en escena la aplaudida obra de D.José Salvas y D. Pedro Muñoz, LA PARTIDA DISUELTA, durante la cual se aplaudió la labor graciosa y artística de la señorita Encarnación Gallego. igualmente destacaron Juán de Dios Bernal que interpretó a Fray Ambrosio, y Pablo Gallego, en el de Leonardo.
Con la obra titulada EL CONTRABANDO, se dió por finalizada tan memorable función. La orquesta estuvo dirigida por el prestigioso Maestro Ramirez.
Los precios que rigieron para el formidable evento fueron los siguientes:
Palco de platea: 10 Ptas.
Butacas de Patio y Anfiteatro: 1´50 Ptas.
Delantera de Galería: 1 Pta.
Entrada General: 0,50 Ptas.
Se pusieron Tranvias especiales para que el público de Murcia pudiera asistir a este gran acontecimiento.
El Teatro Bernal nació, no sólo para ofrecer grandes espéctaculos ,levantar la cultura, y estimular el divertimento en nuestro pueblo, sino que se constituyó en el principal sostén económico de la legendaria TIENDA ASILO, a la que cedió la recaudación íntegra de sus taquillas, consiguiendo así paliar la miseria y el hambre que , a principio del Siglo XIX, asoló a Murcia y sus pueblos.
El reconocimiento a El Palmar, fué unánime , no sólo por las autoridades de la capital, sino en todos los medios informativos de la época, que pusieron de manifiesto, que núnca un pueblo había luchado tanto, hasta convertirse en tiempos tan tormentosos, dramáticos y difíciles, en la gran esperanza de los murcianos.
El Palmar, lugar de paz, de alegría y amor, había hecho honor a su propia historia. Así lo confirmaba el homenaje que le tributaron las autoridades y el pueblo de Murcia.
El Jueves día 7 de Diciembre del año 1.911, tuvo lugar en nuestro pueblo, un acontecimiento de los que hacen historia.
El afamado Teatro Bernal, fué testigo de la GRAN GALA HOMENAJE que Murcia dedicó a El Palmar. Concurrieron las altas autoridades, y los más prestigiosos artistas,escritores y poetas de aquella Murcia de primeros de siglo.
Uno de los periodistas más importantes,el Sr. Pérez Villamil, escribió en el DIARIO LIBERAL : " ... Tal y tan alta es la empresa que han acometido los buenos hijos de El Palmar para cooperar a la salvación de los intereses de la sociedad murciana, que se pueden sentir orgullosos de haber nacido en tan fecunda tierra,que desde los muros de sus más altos castillos hasta el fondo de sus hondos cauces,desde su pasado hasta su presente, ha mantenido el noble destino de ser amparo y protección de la Comarca Murciana.
¡ Quién sabe, si en el correr de los tiempos, en días largos para nosotros, pero cortos para la historia, emancipado el buen hijo de su madre generosa, será El Palmar, no ya el ancla de Murcia que le afiance en sus temporales y borrascas, sino el nuevo bajel, que tripulado por generaciones más felices, conduzca a mayores glorias y prosperidades, los destinos mortales de esta bendita tierra murciana !
Volviendo a la Gran Fiesta Literaria de aquel día 7 de Diciembre, hay que decir que el escenario, que estuvo adornado artísticamente por el experimentado jardinero Sr. Gonzalvez, mostraba un templete en el que destacaban unos preciosos crisantemos, a cuyo píe, varias niñas, vestidas con el típico traje huertano, realzaban el imponente aspecto del palco escénico.
El Sr. Cura Párroco, Presidente de la Fiesta, hizo el Prólogo de la velada, cantando en delicados párrafos las glorias del magno acontecimiento. Ensalzó a los literatos murcianos y al Sr. Diez Vicente, mantenedor de la Fiesta, para quien tuvo sinceros elogios.
A continuación tomó la palabra el elocuente abogado Sr. Diez Vicente. Su discurso fue un brillantísimo canto a la igualdad y solidaridad entre los hombres, y como fiel ejemplo, puso de manifiesto la extraordinaria obra de los hijos de El Palmar, asegurando que núnca un pueblo había luchado tanto, hasta convertirse en la gran esperanza de los tristes hogares murcianos , víctimas de la desolación y la miseria.
El Palmar había sabido enfrentarse con firmeza a la apocalíptica bestia del hambre, amparando a los hijos de Murcia , y erigiéndose una vez más, en magnífico paladín de la causa murciana.
Seguidamente dióse lectura a los trabajos siguientes:
" Mi aplauso desde lejos" de Don Mariano Perní.
" Caridad" de Don Carlos Cano.
" Los vecinos de El Palmar", inspiradas cuartillas en prosa del eminente escritor Sr. Pérz Villamil.
" La grandeza de los pequeños " de D. Ricardo Pérez Montalbán.
" A la Fiesta de la Tienda Asilo de El Palmar " de D. Tomás Maestre.
"Ripios Filosóficos " del eminente D. José Frutos Valiente.
" Al Palmar ", hermosas redondillas del genial poeta murciano Jara Carrillo.
" El Palmar, Principe de los pueblos ", un encendido elogio a los habitantes de esta hermosa villa, escrito en prosa por el Magistral de la Catedral de Toledo, Sr. Frutos Valiente.
" Romance a la Caridad ", del gran poeta y periodista, D. José Martinez Tornel.
La lectura de estos trabajos, fué seguida por el público que abarrotaba el Teatro, en medio de un silencio y una emoción extraordinarios.Pues bien, como apoteósico colofón a esta GRAN GALA HOMENAJE, en aquella venturosa noche, se estrenó el HIMNO A EL PALMAR. Un himno que nació del corazón de Murcia, de sus entrañas más hondas, un himno que nació del amor.
El autor de la música fué el célebre compositor , Emilio Ramirez, autor a su vez, del Himno a Murcia, que dirigió la orquesta formada por ochenta profesores, y un formidable coro, integrado por cuarenta voces, que bordaron la letra de uno de los poetas más importantes que ha dado Murcia: Pedro Jara Carrillo.
Entre aplausos, lágrimas producidas por la emoción, y vítores a Murcia y El Palmar, con un público totalmente entregado y enardecido, que obligó a los complacientes artistas a que repitieran el Himno hasta cinco veces, concluyó esta GRAN GALA LITERARIA, que marcó un hito histórico, logrando brindar a todos, el más honroso timbre de gloria de que podrá hacer gala el TEATRO BERNAL, en su dilatada existencia.

miércoles, 23 de julio de 2008

EL PALMAR MI PUEBLO QUERIDO

El Palmar es mi infancia. No porque la misma haya transcurrido en tan extraordinario lugar, sino porque en él viví momentos inolvidables hasta mi niñez.
Ya es sabido que no sólo se tiene patria por el hecho de nacer en una tierra determinada, sino por lo que ese lugar hace nacer posteriormente en el alma de cada individuo.
A las patrias se les debe querer , más que como maternidades, con cariño de amante: de deseos, de delicias pasadas y de promesas. Sólo así es posible vivir y morir por ellas.

Las mujeres que yo contemplaba de niño, siempre
con su armilla, el pañuelo cruzado sobre el pecho, anudado detras en la cintura. Sus alpargatas blancas, faldas de colores, blusas claras inolvidables, cabellos trigueños...
Recuerdo aquellos diminutivos en "ico"- Paquico-, y sus eses aspiradas, y luego sus canciones. No sé si hablaban el panocho o no, pero lo que si estoy seguro que su acento y su popular léxico me llegaban al alma.
Era como una Lengua secreta, de iniciaciones desconocidas pero llenas de entonaciones y matices tan afectivos que calaban muy hondo.
Aquellas mujeres, con la delicadeza especial conque solían tratar a los niños despiertos y ardientes, me hicieron adivinar lo que bastantes años después yo encontraría en la realidad murciana.

Para aquellas mujeres, en las horas de anochecido, de luna, de huerta(que entonces existía), y de fatiga, la evocación de su tierra era algo para mí de magia grande. El Palmar era lo mejor de España y por tanto del mundo. Allí las naranjas, albaricoques, melocotones,moreras,acequias...

Me quedé impregnado de este pueblo para toda mi vida, porque considero que sólo permanece aquello en que nuestra infancia dulcemente se sumerge.
Pasaron los años y los días y en este bendito pueblo encontré lo mejor de mí mismo. Fué como una repatriación a mi tierra de sueños, la mejor de las patrias.
No es que me sintiera más palmareño que los palmareños, sino que me sentía más yo con El Palmar. No yo un trozo de este lugar,sino El Palmar una porción de mi ser.

Por tanto: ¿ Cómo servir a quien tan bien me servía? ¿ Qué hacer por una tierra que era la amante de mi niñez ?

...Y decidí servirla para jamás servirme de ella.

martes, 22 de julio de 2008

LA FUNDACION PAREJA-BERNAL


Cuadro de los Desposorios de la Virgen

En la Iglesia de El Palmar existe un cuadro de grandes dimensiones, que representa los Desposorios de la Virgen.
La disposicion de sus figuras, lo acertado de sus escorzos, el justo valor de las luces, y lo agradable del colorido, hacen de esta obra un lienzo notable y de compleja catalogación.
El erudito D. Andres Baquero, en su obra LOS PROFESORES DE LAS BELLAS ARTES MURCIANOS, lo atribuye , por semejanza de estilo a Cornelio de Beer, pintor flamenco que se instaló en España en el año 1630.

jueves, 17 de julio de 2008

PREGÓN FIESTAS 2008. SANGONERA LA VERDE

PREGÓN DE FIESTAS 2008.
EN HONOR DE NTRA. SRA. REINA DE LOS ÁNGELES.
SANGONERA LA VERDE (MURCIA)


FRANCISCO JIMÉNEZ PÉREZ. CRONISTA OFICIAL

El Pregonero tiene que comenzar dando las gracias, porque el agradecimiento es un principio y un deber.
Desde mi más profundo respeto y sincero afecto a los presentes, vaya mi salutación agradecida a mi ex alumno, D. José Ros Mayor, Concejal del Excmo. Ayuntamiento de Murcia, así como a nuestro querido Alcalde, D. Juan Jiménez Torres y al también ex alumno de mi Centro, D. Juan Antonio López Nicolás, Vocal de Festejos, Cultura y Nuevas Tecnologías.

Saludos que hago extensivo a todos los miembros de la Junta Municipal de Sangonera, especialmente a Mari Carmen la Caracola….y no sería agradecido, si olvidara a aquellos hombres y mujeres de nuestro pueblo, que en momentos cruciales y decisivos de mi vida profesional, cuando más les necesitaba, me brindaron su apoyo, afecto y comprensión……

Quiero, pues, agradecer vuestra presencia, desde la más alta Jerarquía, hasta la más humilde y, por eso valiosa para mi.

A todos muchas gracias, por atreveros a venir. Con este acto anunciamos el comienzo de las tradicionales Fiestas de nuestro pueblo.

En unos días que deseo sean inolvidables para todos, y que van a culminar, como se empezó en el siglo XVI: Con la solemne procesión de la Reina de los Ángeles, nuestra excelsa Patrona, que desde aquella Ermita Nueva, desde aquella porciúncula, fue llevada a hombros entre cánticos y aleluyas de aquellos antepasados nuestros que la eligieron como Virgen entre las Vírgenes, como la Gran Señora, como la Reina de los Ángeles, como la Patrona de todos y para todos los siglos.

La Reina de los Ángeles y Sangonera. Emotivo recuerdo para aquellos franciscanos que venidos de Italia misionaron este lugar.

Años después, los sangonereños nos sentimos unidos a ellos por el mismo espíritu que les impulsó. Nos legaron un pueblo hecho de monte, campo y huerta, de pinos y naranjos, olivos y paleras, de almendros y rosales... nos legaron un pueblo noble, Sangonera, como noble es hasta el viento que al pasar por sus lares, recoge un beso repleto de pinos y romero, y lo estampa en la memoria de este lugar, al que con suaves silvos amorosos, dice: “Sangonera, haz que tus hijos te conozcan, que sepan de tu pasado, de tu grande y brillante pasado...”.

QUE SEPAN DE TI, que el poderoso Imperio Romano acostumbrado en sus conquistas a seleccionar las tierras mas idóneas para sus intereses militares, te encontró como el lugar ideal par extender su área de influencia en aquel rincón, donde la llanura se empina osada hacia el Carrascoy abrigado de pinares.

QUE SEPAN DE TI, que fuiste testigo presencial de la sanguinaria batalla que se dio en tu campo hace casi 1300 años, desde la que se te asignó tu nombre actual.

QUE CONOZCAN TODOS, que siglos después en el denominado Palomar de Mayayo se celebraba anualmente la Gran Asamblea de la Mesta, la mayor organización ganadera de la época, estableciéndose en Sangonera la Dehesa Comunal o Concejil, que evidencia el relevante papel que nuestros antepasados desempeñaron en el nacimiento y auge de la ganadería en nuestra Región.

QUE SEPAN DE TI, que en el siglo XIII Alfonso X el Sabio te mandó poblar, concediendo parcelas de tus tierras a soldados y beneficiarios suyos, que se instalaron aquí, dejando su impronta así como sus nombres y apellidos.

QUE CONOZCAN DE TI, que en la época árabe, siglo XI, la fertilidad de tu campo fue tal que se aseguró que un solo grano podía llegar a ramificarse en trescientos tallos.

QUE SEPAN DE TI, que en el año 1809 contabas con tan solo 168 vecinos, de los cuales:

73 eran jornaleros
74 eran labradores
14 eran soldados
1 empleado
2 ciegos
1 manco
1 sordo
1 simple
1 impedido

Que en ese tiempo, alrededor de la Ermita estaban asentadas la mayor parte de tus viviendas y las más sólidas, mientras en las afueras, cercanas al Reguerón, abundaban las frágiles barracas, siempre expuestas a todos los peligros.
Las casas eran de construcción regular, con ventanales pequeños y grandes corrales. Formaban un cuerpo de población que se distribuía en calles estrechas y pedregosas.
Tu entrada principal (inicio de la actual calle Mayor) se asemejaba a un arco triunfal, como si desearas atraer con tus enormes y bellos brazos, todo el campo y huerta de Murcia, fundiéndote con ellos en un tierno y eterno abrazo.

Y es que Señoras y Señores a través de más de cuarenta años, y conforme he ido buceando en archivos, indagando en viejos legajos y libretos, comprobando documentos antiguos, he ido experimentando dentro de mi “algo”, que deseo transmitir a todas las gentes que viven en sangonera: Orgullo de ser sangonereño y un sentimiento de gratitud hacia aquellos que nos precedieron en el tiempo.

Porque llegado el momento de echar cuentas, resulta que el mayor caudal de un pueblo su mayor tesoro, reside en todo aquello a lo que apenas concedimos importancia, y que a fuerza de olvidarlo habíamos dado por perdido: sus costumbres, tradiciones, gentes, calles...

Recuperemos todo y a todos. Hagamos acopio de nuestras tradiciones y cultura, fortalezcamos nuestras señas de identidad, y desde nuestro profundo respeto y cariño a Murcia tratemos de engrandecer nuestro pueblo cumpliendo el legado heredado de nuestros mayores.

A través de los tiempos, distintas generaciones, gobernantes y gobernados, señores y vasallos, a pie, a caballo o en otro cualquier medio, se han adentrado en nuestro pueblo, y respetando las canas de su tierra, han advertido la sonrisa del aire en cada una de sus calles, en donde han oído latir el antecedente que las engendró, y han admirado ese especial y rumoroso paisaje de frescas y frondosas sombras acogedoras, la laboriosidad, nobleza y lealtad de sus gentes, lo que constituye la esencia viva de su carácter, lo bueno y lo malo, pero lo suyo, porque Sangonera ha conservado siempre por debajo de su asfalto, y de su cemento, esa otra estructura que como la uña la carne, va unida a su propia identidad, porque no es cuestión de arquitectos y leyes, sino de sangre y de siglos. Y de sangre y de siglos nos viene la devoción a Nuestra Señora la Reina de los Ángeles. Por Ella y en honor a Ella nos hallamos esta noche aquí. Y como pregonero así lo anuncio, a la vez que le hago una petición:

A ti te pido, Reina de los Ángeles, Patrona de mi Sangonera amada.
Dame la palabra justa y precisa, ese concepto completo y acabado, que es necesario para cantar las glorias de mi pueblo, que son las glorias tuyas, porque para nosotros no hay nada más grande que tu amor…

Dame, Madre, la ocasión
para decir mi Plegaria,
dame gracia extraordinaria,
para hacer que el corazón,
se eleve con emoción;
pero de forma y manera
que este Pregón, sea gloria
de las glorias de Sangonera.

Considero que no existe otra imagen de tal plasticidad, en que se nos muestre tan claramente, la labor de Medianera, que María ejerce entre Dios y su pueblo. Se nos representa a María, rodeada de ángeles, con el Niño Jesús en sus brazos ofreciéndose a San Francisco de Asís y con Él a todo el pueblo de Sangonera.

Reina de los Ángeles,
en Sangonera venerada;
cuando tengo que nombrarte,
me faltan las palabras.
Te iba a decir, primavera,
te iba a decir, madrugada,
noche, pensaba decirte,
como esta noche estrellada.
Te iba a decir luz divina,
Por tus hijos coronada;
así pensaba decirte,
lucero de la mañana,
que no se puede aguantar,
el resplandor de tu cara…
La Reina de los Ángeles,
no es obra humana;
que bajó de los Cielos,
de Agosto, una mañana.

Este Pregón quiere ser un ramillete de flores frescas, arrancadas de esas macetas, que las mujeres más guapas, que son las de Sangonera, cuidan en todo momento, para engalanar sus balcones, puertas y terrazas, ofreciéndoselas con delicadeza y ternura a la Reina de los Ángeles, a la que cuando en procesión recorre nuestras calles, piropean y pregonan sin cesar:

Reina de los Ángeles, bendita,
si a ti mi gente te grita,
y un piropo se le escapa
no es que Sangonera esté loca;
es que de llamarte “guapa”,
le está doliendo la boca.

La Reina de los Ángeles, desde que fue venerada en aquella “Porciúncula”, viene siendo norte y guía de cuantas generaciones han poblado esta bendita tierra nuestra.
Y por esta razón, el hoy Templo y ayer Ermita, se ha venido vistiendo de gala todos los Jueves de Agosto, de todos los años, de todos los Siglos.

El día 2 de Agosto del año 1959, tuvo lugar en Sangonera, uno de esos acontecimientos que honran a los pueblos y dejan memoria en los anales de la historia.

Nuestra Patrona, la Reina de los Ángeles, fue coronada, siendo Párroco D. Juan Sánchez, y en medio de una expectación sin precedentes.

El próximo año celebraremos el 50 Aniversario de tan maravilloso evento, y estoy seguro que todo el pueblo de Sangonera será partícipe de los actos que van a ser programados en su honor y que culminarán con la Coronación Canónica de nuestra Reina.

No se cómo está más guapa Ella:
Si en el Camarín mirando,
al que la mira y le reza;
o entre la jardinería,
de su paso por las calles,
en el gran día de su Fiesta.
Se va un Siglo y viene otro,
pero Ella siempre se queda….

Y nosotros preguntando
¿con qué está más guapa Ella?
Y nadie sabe decirlo,
ni aproximarse siquiera;
es un sueño de Cielo y tierra;
que la lengua no se cansa,
de pregonar su belleza;
sigo diciendo lo mismo,
lo que otros antes dijeran.
Y lo que dirán también,
Los que mañana la vieran:
¡No sé como está más guapa,
la Reina de Sangonera!.

Los auténticos Pregoneros de estas Fiestas, sois vosotros y vosotras, vecinos y vecinas de Sangonera.

Aceptadme sólo como una voz prestada de nuestros mayores, que proclama a los 4 puntos cardinales del pueblo, a la buena gente de sus Barrios, que María, la mujer más pura, más humilde, más fuerte, más noble, más dulce, más hermosa, la Madre de Dios, la Reina de los Ángeles, de los Cielos y de la Tierra, el orgullo de nuestra raza, llenará de gozo nuestras calles y será paseada a hombros para que su gloria sea modelo de virtudes, donde se modele nuestro querido pueblo.

Sangonera se te declara,
porque siempre dices sí,
a su alma enamorada.
Gloria tú nunca quisiste,
mas como la gloria te sobra,
con este Pregón, Señora,
¡gloria tuya en mí pusiste!

Los recuerdos hermanan la sonrisa con las lágrimas, la poesía con el suspiro, porque al anunciar como Pregonero, el comienzo de las Fiestas en honor de “Ntra. Sra. La Reina de los Ángeles”, todo en mí se hace añoranza del pasado: se hacen visibles los vacíos y los silencios resuenan como campanazos.

Faltan, ante todo, los seres queridos; y ya van siendo tantos!: Mis padres, algunos de mis hermanos, mis primos y vecinos, entrañables amigos de Sangonera; la tía Josefa de las Cuevas, que tantas historias de este pueblo me contó.

Hace unos años este era un lugar tranquilo y apacible, donde todos se conocían desde siempre.
Las alegrías y las penas eran compartidas por todos, como si de familia se tratase. Hombres y mujeres que solo tenían una palabra que sellaban con un apretón de manos. Sangonereños auténticos, unidos siempre a la razón y a la verdad.

“Que suenen las campanas y que se abran los Cielos,
quiero dedicar este Romance a aquellos que se fueron”


- Romance a mi Sangonera -

Quiero honrar mi humilde pluma,
evocadora y nostálgica,
dedicando un romancillo,
a aquellos sangonereños,
que nos dejaron hace años.

¿Quién, sin ellos, nos contará,
los sueños de nuestro pueblo,
las historias y los días,
que sentados en la Plaza,
tantas veces departían?

Tío Oreja, Ginojo, El Rayo y El Canela,
D. Juan Olivares, D. Gonzalo, Tío Matías y la Jurena.

¿Cómo evocar en mi Pregón,
cosas de la Sangonera aquella,
sin que brillen estos nombres
como glorias de mi tierra?

El Porrones, Tío Soler, Perín Guirao, Pierres, El Ganga, Tío Espín,
El Perralla, Caballicos, Antonio el Barbero, Mirigirle y Pitín.

No aspiraron al renombre,
de las figuras excelsas,
ni ambicionaron la fama,
de los genios de las letras.

Cuántos recuerdos contemplamos,
qué tristeza y melancolía;
el aprecio en vuestra mirada,
las muecas que en vuestras manos,
fue forjando la vida,
el cansancio, esa sombra arrugada,
de mil sudores curtida.

Tío Rojo Bastida, El Capitán, Manuel Noguera y los Rosquilleros,
Los Chelines, el Tío Muñoz, Tío Emilio Juaní, Los Charos y Salineros.

¡Ay, altivos eucaliptos!
que en vuestro crecer y crecer,
pretendéis llegar al Cielo,
llevad aquellos mis saludos,
de veneración llenos,
a aquellos que nos dejaron,
¡aquellos que ya se fueron!

Los Pérez, el Pulío, Paco Mayayo, La Menua y Nene Julián,
El Curita, los Cardosos, Tío Picón, El Lucas, Pichirichi y Chorropán.

Su gloria, fue gloria chica,
su misión de pueblo humilde,
su labor fue muy modesta,
mas no por falta de alientos,
para más altas empresas,
pues de sangonereños cabales,
dejaron preciosas muestras…

Los Almarchas, Tío Pitraco, Las Frailas, Los Carpinteros,
Los Manés, Tía María del Río, Chulo el Curro, D. José Barqueros.

Ellos que fueron de esta tierra,
bandera a mil vientos desplegada;
símbolo, ejemplo y emblema,
paladines de mi Sangonera amada.

Francisco el de la Tienda, el Chepao, Gambuza, Tío Gorrión,
El Porras, el Farinas, Tío Mateo, El Estraperlista y la Tía Encarnación.

Feliz descanso a vosotros,
a tan laboriosa vida;
vida que disteis a Sangonera,
bendita tierra querida.

Reina de los Ángeles, Patrona de 5 siglos,
sé el dolor que te embarga,
por las miradas que has querido;
que ayer te veían pasar,
y que ya no están contigo.

Dolores La Florera, Nenete, Hicho, Rita, Maeras, José el Cartero,
El Perullo, Tía Anica, El Ratones, Chaporro, Martín y Lucas el Talabartero.

No ambicionaron más gloria
que la de la tierra nuestra;
y fueron por propio gusto,
ruiseñores de nuestra Fiesta.

El Chico de la Venta, Josefina del Comedor, La Caracola y Manuel el Cartero,
Jesús el de la Carne, José el Guardia, Tío Martín, Jumillano, Tío Lamicho e Isidro el Herrero.

Para vosotros que habéis pasado,
la misteriosa frontera,
el Homenaje más sentido,
de vuestro pueblo: Sangonera.


- Romance a las Reinas de Sangonera -

Pero, qué día más grande,
qué día tan diferente,
qué mirada tan amable,
que recibís de la gente.

No me gusta exagerar,
¡aunque guapas sois un rato!
Pero, si no hay quien lo impida,
este día siempre ha de estar,
en los grandes de vuestra vida.

Nerviosas subiréis al escenario,
os instalareis en el trono mayor,
en compañía de las seis reinas
que hoy se despiden con honor.

Tenéis a Sangonera y su gente,
¡y como no! a vuestros padres,
y la Comisión de festejos diligente,
en estos, para todos, momentos entrañables.

De Sangonera sois,
la tierra donde nací,
la gente puede insistir,
pero mi poema no engaña,
las seis reinas de mi pueblo,
son las mejores de España.

ROMANCE AL SANGONERA ATLÉTICO 19 Julio de 2008.

Fue un delantero con casta,
Era un digno jugador,
pero la juventud marcha,
y hoy es Entrenador.
Con tanto rigor y esmero,
prepara a sus jugadores,
que en el terreno de juego,
sólo ambicionan los goles.
¡Qué grande eres, Paco Pliego!

Si el contrario es el Toledo,
que merece ir al hoyo;
coloca bajo los palos,
al buen portero Goyo.
La defensa la compone,
inexpugnable, ágil, con hidalguía;
centrales: Michael y el capi Alex Diez,
como laterales dos colosos: Morillas y Alex García.

En la media el talento, coraje y rapidez:
Jon, Carlos Abela, Espejo, Iván López y Oliver.
Y una delantera que dribla con mucha maña,
con categoría para jugar en cualquier equipo de España;
que a la afición es capaz de hacer saltar los bancos,
con Juan Carlos y Copito,
sin olvidar a Pedro Barrancos,
quién por juventud, clase y ardid,
pronto jugará en el Murcia…
y hasta en el mismo Madrid.

A Pedro, nuestro valiente Delegado,
no puedo dejar atrás;
ni al Presidente, Hermanos Chelines,
¡al fin lo conseguimos, José y Blas!
con el Alcalde Juan y Pepe el Concejal,
cuerpo técnico, Hermanos Gregorio y demás,
de este Sangonera tan espectacular,
que en el Salto del Caballo,
y con el apoyo de la afición,
logró para nuestro pueblo,
¡ LA SEGUNDA DIVISIÓN!


FRANCISO JIMÉNEZ PÉREZ
Cronista Oficial de El Palmar y Sangonera la Verde.

martes, 15 de julio de 2008

PRESENTACION ASOCIACION POETAS DE MURCIA

Josefina es una enamorada del arte, entusiasta de la naturaleza, de sus lares, de los paisajes de nuestra tierra.

Desde su sensibilidad poética, sabe, aún sin pretenderlo, sabe digo, llegar al alma. Pinte escenas de la Vega ó justifique en arranques nostálgicos su natural ternura, nunca traiciona su estilo sencillo, desde el que irradia su estado espiritual que habla ó gime, se alegra ó llora ante situaciones personales, de las que, lejanas ya en el tiempo, solo le queda el entrañable recuerdo.

Josefina nos dice y demuestra que la naturaleza tiene alma: tiene alma la huerta solitaria en noche estrellada de estío; esas inmensas noches silenciosas con enervante olor vegetal que despide el paisaje todo renovado de savias. Tiene alma la casa aislada en plena huerta desde donde Josefina percibe los mil ruidos de insectos, de aves nocherniegas, del viento que agita y hace cantar a las plantas.

Hablan las cosas: hablan las hojas de los árboles, la puerta que no quiere cerrarse, el rayo de luna que atraviesa las vidrieras multicolores, la lámpara que se apaga lentamente. Tiene alma las cosas y los buenos poetas saben verla y trasladarla a sus versos.

No necesito decir que a mi los sencillos versos de Josefina me hacen mucho más efecto que las contorsiones rítmicas, de otros que no siente ni padecen.....más que su vanidad, ó , un prurito escolástico, que escriben con cincel como ellos dicen, ó, lo ven todo azul.

Josefina, considero, que no pretende nada sino plasmar su noble, sana y conmovedora intuición poética.

Su sensibilidad rica y variada, su hermosa inspiración y su popular estilo, le dan recursos suficientes para huir de la monotonía, poniendo de manifiesto, la gracia, la viveza, la intuición, la novedad de imágenes y la fuerza de la expresión, que le procuran toda la amenidad necesaria para que haya ese contraste que la propia Naturaleza dona a la Poesía.

Francisco Jiménez Pérez, Cronista Oficial de El Palmar y Sangonera La Verde.

PRESENTACION DEL POEMARIO DE JOSEFINA GONZÁLEZ ESPUCHE

Casi todos mis amigos son poetas, tengo esa inmensa suerte. Ellos son los que me mantienen al tanto de la tensión espiritual del mundo. De lo que realmente importa, de lo que subyace bajo los escombros de la vanidad y el tiempo.

Yo les escucho expectante, porque sé que ellos trascienden lo inmediato, y procuran un sentido a la desdicha.

Cada poeta es una ventana por la que uno se asoma esperando encontrar su destino. Apoyados en sus palabras oteamos el horizonte de nuestro anhelo.

Nos llega el aroma de la nostalgia y la cálida luz del amor cumplido. Allí asomados, contemplamos de manera completamente distinta el perfil de las cosas.

E inspiramos su verdad, y cerramos los ojos para ver más nítido todavía. Su escritura es nuestra memoria.

Josefina me dijo en una ocasión que en realidad la poesía era una oración escrita, una forma heterodoxa de hablar con Dios, incluso de querer creer en Él.

No se me ha olvidado aquello. Porque es cierto. La poesía es inexplicable de otra manera.

Los versos forman un código preciso de signos que zarandean la eternidad.

Y es que los poetas son eslabones de un misterio ancestral. Ellos saben que el hombre significa porque interpreta. Cada poema intuye un matiz distinto de nuestras aletargadas vidas, y nos impulsa, y nos hace pensar.

Os doy las gracias, poetas. A todos. Por vosotros he llegado a comprender que la felicidad es posible.

Josefina González Espuche es una poetisa de veras, de las que saben sentir y esperar la eterna poesía de las cosas, rodeándose de un ambiente tan hermoso como el de la, por todos añorada Huerta murciana, que la vio nacer.

En su obra nos deleita con todos esos olores, colores, sabores y sonidos de la naturaleza; armonioso macrocosmos que ya apenas percibimos en un mundo que se va apartando cada vez más de sus raíces.

Vemos una expresión constante y defensa a ultranza de la vida natural en todas sus formas, desde la más diminuta brizna de hierba, hasta el más humilde trinar de los pájaros.

Todo interactúa con la Madre tierra…..

Y es que, Josefina, nos transporta con sus versos hasta el cielo de la inocencia. Nos lleva de vuelta al ayer de todo ser, a aquello que deseamos proteger con todas nuestras fuerzas para poder conservar nuestras vidas.

Cada verso de Josefina es una llamada de corazón, bate sus alas y se remonta al Cielo, lo mismo cuando canta:

Tengo en mi mente
los colores y la música de mi tierra…
si por un tiempo
la he dejado,
cada noche la recuerdo.
¡ Es tan bella !
O cuando llora a quién compartió con ella amarguras y alegrías de una vida de ilusión:

Fueron los vientos del Sur
los que de mi te alejaron
estaban tan celosos de mi…
Josefina González Espuche logra ese prodigio de la Literatura de crear futuro donde aparentemente solo hay palabras.

Y termino, alegrándome, porque con Josefina, la Poesía, sigue caminando, dando esos pasos que, como ella misma plasma de manera delicada, avanzan, dejando atrás los bellos momentos pero siempre “viviendo su propia alborada”.

El Palmar Puerta de Los Alcázares

EL PALMAR PUERTA AL MAR. LOS ALCÁZARES.


El Municipio de Murcia nos ofrece un panorama realmente extraordinario, que, comprende en su interior idílicos paisajes que se manifiestan en toda su fastuosa belleza.

Este es el caso de El Palmar, un enclave que atesora historia y tradiciones murcianas, y que está situado en un lugar realmente privilegiado entre el monte y la vega; sierra y huerta, un verdadero ecotono. La franja de terreno de la que forma parte, constituye el núcleo histórico más digno de interés de toda la Vega Murciana.

Su situación estratégica le ha convertido en el lugar ideal de asentamientos humanos, desde la prehistórica Edad del Bronce hasta nuestros días.

El poderoso mundo romano, acostumbrado en sus conquistas a seleccionar las tierras más idóneas para sus intereses militares, e imperialistas, encontró en este territorio un lugar idóneo para extender su área de influencia.

El Palmar, desde su ascendencia romana, ha sido y continúa siendo puente de comunicación para el ejercicio del comercio y el intercambio cultural, como nudo de enlaces. Sus signos de identidad son muy claros en la visión de conjunto del municipio, vinculados a un interés general, pero sin renunciar a unos rasgos de personalidad muy acusado, con temperamento propio.

El Palmar, situado en un lugar realmente privilegiado, punto neurálgico de irradiación de las vías que le facilitan el acceso a prácticamente toda el área metropolitana de la Vega murciana, así como a Cartagena, Mar Menor, Lorca, Mazarrón, etc.., ha disfrutado, a través de los tiempos , de buenas comunicaciones y contado con una carretera de primer orden ya que fue una de las ramificaciones de la histórica Vía Augusta, que más tarde sería sustituida por el Camino Real de las Cadenas. Hasta ese momento la península estaba servida por una copiosa red de senderos y caminos.

Las nuevas condiciones sociales que se experimentaban en los años de la segunda mitad del Siglo XVIII requerían la pronta solución de problemas que se hacían acuciantes.

Por un lado estaba el hecho del aumento de población y, en consecuencia, una demanda de primeros productos y materias primas, aparte de que el Reino de Murcia necesitaba romper su condición de aislamiento por mar. Con el puerto de Cartagena se enlazaba a la corriente de comunicación de cabotaje que unía a la periferia mediterránea peninsular, por tierra había que remodelar las vías de comunicación.

Fruto de esta necesidad de mejora, podemos considerar el estudio que solicitaron de D. Joaquín Cano, personero del común en el año 1773, para ver de mejorar las comunicaciones entre Murcia y Cartagena, sobre todo por el camino que discurría por el fondo del Puerto de la Cadena, que en aquellos días había sufrido los efectos de una avenida de agua, causando numerosas desgracias, “ así como que se preservase de los asaltos de los ladrones, que al abrigo de lo tortuoso y profundo que corre el camino actual asaltan a los viajeros”.

Pasados unos años, concretamente en el 1781, el Conde de Floridablanca comunicó al Cabildo murciano que había dado la orden a D. Manuel Serrano, Director de la Carretera de Valencia, para que pasase a Murcia y reconociese el suelo del Puerto de la Cadena desde El Palmar o Lugar de Don Juan, hasta salir de los malos pasos, levantase planos, trazase el camino y calculase el costo de las obras.

Una vez aprobados los proyectos, dieron comienzo las obras en el mes de Marzo de 1782, llevándose a cabo en los dos años posteriores un gran avance.

Se removieron grandes cantidades de tierra y de rocas, se construyeron paredes de piedra y puentes, y se abrieron alcantarillas para desagüe a la rambla principal. Por fin fue vencida la muralla que separaba Murcia del Mar Menor y Cartagena, a la vez que se abría el portillo imprescindible para el paso de mercancías y tropas.

Una vez terminado el paso del Puerto de la Cadena, llegó la orden del Conde de Floridablanca de que empezase la construcción del camino nuevo o carretera que había de unir a Murcia con su litoral.

El ingeniero D. Manuel Serrano concibió la obra desde una perspectiva acorde con el trazado que imponían los criterios de las nuevas calzadas, es decir, la línea recta.
Para ello, tomando como punto de referencia la torre del convento del Carmen, trazó el camino hasta el lugar de El Palmar o de Don Juan. Al mismo tiempo, introdujo este ingeniero ciertos adornos, arboledas de olmos negros y asientos de piedra, hasta conseguir construir un lugar idóneo para pasar.

La carretera Murcia-El Palmar que venía a sustituir al legendario Camino Real de las Cadenas fue inaugurada el día 20 de Junio del año 1785.
Desde siempre por esta vía, por este Camino, por este Puerto de la Cadena distintas generaciones de murcianos, gobernantes y gobernados, huertanos y campesinos, señores y vasallos, a pié, a caballo, en carro o tartana, en coche o en cualquier otro medio de transporte, se han dirigido a Los Alcázares y adentrándose en tan bello lugar, han advertido la sonrisa marina en cada una de sus calles, en cada una de sus playas, admirando ese especial y rumoroso paisaje de fresas y frondosas sombras acogedoras, la laboriosidad, nobleza y lealtad de sus gentes, lo que constituye la esencia viva de su carácter, lo bueno y lo malo, pero lo suyo; porque Los Alcázares, alma y corazón del Mar Menor, ha conservado siempre esa armónica estructura que como la uña a la carne ha ido en todo momento unida a su propia identidad, ornada de sangre y de siglos.

El Palmar, situado en las estribaciones de las Sierras del Puerto y los Villares, ha actuado en todo momento de cordial antesala que despide a los múrcianos que encumbran el Puerto de la Cadena hacia Los Alcázares, o recibe a quienes desde tan entrañable lugar vienen buscando los pagos huertanos que rodean a la capital murciana.
El Palmar, desde tiempo inmemorial, ha sido la ventana por la que la huerta murciana se ha asomado a su lugar de veraneo por excelencia: Los Alcázares.
Tanto los habitantes de El Palmar como los de Sangonera la Verde abandonaban el tajo, una vez cumplida la faena y tras recoger la azada, el legón y la corvilla, empezaban a preparar convenientemente los carros, carretas, tartanas y galeras, cargándolas de los bártulos necesarios para pasar como mínimo nueve días en tierras alcazareñas. Junto a los zarzos, colchas y mantas retaleras, indispensables para levantar las barracas, se incluían cazos, perolas y satenes sin olvidar los mejores pollos y conejos así como los embutidos y productos de la típica matanza.

Este tradicional acontecimiento les servía de reparador alto en el camino, de más que merecido premio, tras la tremenda tarea que les suponía convertir un pedazo de tierra en fructífera huerta, salvando las inclemencias meteorológicas.

Hinchados de sol y huerta, necesitados de descanso, emprendían casi como una aventura, el desplazamiento a lo largo del medio centenar de kilómetros que les separaba del Mar Menor.

Con inenarrable alegría, subidos al carro un rato, andando otro, empinando la bota de vino, entonando canciones, formando pintorescas caravanas, solían hacer la principal parada en La Venta de la Paloma, en donde esperaban los unos a los otros. Otras paradas menores pero que se hacían imprescindibles por la dureza del Puerto eran la de Los Pepes, Los Civiles y la Venta de la Virgen. Total, dieciséis horas de entretenido, ilusionante y azaroso viaje, sobre una carretera de tierra y chinarro, rizada con los carriles de carros y carretas, hundidas en el suelo casi impracticable y siempre polvoriento.

Años más tarde, hacen su aparición los primitivos autobuses de San José de la Montaña. Eran los vehículos estrechos, puerta trasera con frágil escalerilla de dos peldaños que accedía al techo donde se depositaban maletas, bultos y bártulos de los viajeros. En su interior, dos asientos independientes ocupaban la parte delantera; detrás, en la zona de viajeros, habían instalados dos asientos alargados, de 10-12 plazas cada uno, situados uno frente al otro. En el exterior, en la parte frontal, un rótulo que indicaba el itinerario: Murcia-Los Alcázares-La Unión.

Subían el Puerto de la Cadena y desde el Puente de las Lavanderas, su caminar era renqueante y en segunda marcha, hasta llegar al Pilón del Agua, en donde echaban el líquido elemento al humeante motor hasta conseguirle una temperatura más o menos correcta. El trayecto Murcia-Los Alcázares lo hacían en un tiempo aproximado de dos horas, debido a las muchas paradas y reducida velocidad.

Hoy, gracias a la Autovía, lo hacen en cuarenta minutos aproximadamente.

El singular atractivo del Mar Menor determina que la costa de los Alcázares, desde mediados del Siglo XVIII, sea el lugar preferido para la estancia y veraneo de las familias murcianas.







Unos echaron cimientos y, fundando residencias, aprendieron el gusto del baño. Otros instalaron sus barracas con sacos y tablas: “A partir de la arena de la playa, formando luengas calles con sus carros: un campamento colosal, una inmensa colmena, cuyos habitantes tilibaban el placer de la alegría con bulliciosos cantos, interminables bailes, risas estrepitosas, galanteos y cuantas formas de algazara saben portal gozo de los meridionales corazones.

En horas de calor se introducían en el mar, con el vestido natural, paradisíaco que, según la cristiana tradición, llevaban nuestros padres primitivos. Se zambullía la multitud en las tranquilas transparente aguas y allí tenían lugar tales detalles, tales peregrinos episodios, que son para callados mucho mejor que para referidos”. (Isidoro Martínez Rizo).

Llegué a Los Alcázares por primera vez antes de nacer. Mi niñez, mi juventud, mi vida, ha sido un ir y venir de El Palmar a Los Alcázares y viceversa, sin interrupción alguna. En verano y en invierno, al igual que otras muchas familias palmareñas.
De estos retazos de mi existencia quedan recuerdos indelebles. Todo se hace añoranza del pasado, pero también se hacen especialmente visibles los vacíos, y los silencios resuenan como campanarios. Faltan, ante todo, los seres queridos, aquellos que me enseñaron a amar a esta bendita tierra, a esta querida playa.

Lo demás, todo son gratos recuerdos que están ligado al hogar alcazareño, a las calles por donde anduvo mi abuelo “Papa Chico”, con su traje y su sombrero oscuros, su cadena que yo intuía de plata, serpenteando sobre su chaleco, que le hacía brillar por fuera, tanto como él brillaba dentro de mí. ¡Son tantas evocaciones de Los Alcázares!

Aquellos inolvidables baños en la Playa de Carrión, en la de La Concha o en la del Espejo, simultaneándolos con nuestras visitas a los Balnearios de “Ntra. Sra. De los Ángeles” y “San Antonio”, destruidos por mor de un fortísimo temporal en el año 1949.
Los Alcázares es su gente, mis recuerdos, sus olores, su silencio…





Todo era jugar y jugar. Cualquier rincón era bueno. Creo que no había ni un pedazo de arena donde no hubiéramos jugado o dejado huella de nuestro paso. Solía salir con mis hermanos Pepe y Ángel y mi entrañable amigo Diego, actual Secretario General del Exmo. Ayuntamiento de Los Alcázares, palmareño de pro y hombre providencial para el feliz y espléndido desarrollo del pueblo. De aquel tiempo le viene su acendrado amor a esta tierra. Solíamos ir, digo, por donde la torre de Rame o Rami, que en su día formó parte del sistema vigía de la costa del Mar Menor, hasta llegar al Carmolí y Los Urrutias.

La amistad de mi padre con el Comandante Tapia y, sobre todo, con el sargento Blanco, nos facilitaba el acceso a la Base Aérea en donde lo pasábamos fenomenal visualizando los aviones. Y por la noche, las sesiones de cine bajo las estrellas…

Las noches eran mágicas. Un lujo de sensaciones. Nos sentábamos sobre las grandes piedras alineadas en la orilla de la playa en donde nunca conseguimos ponernos de acuerdo en qué futbolista era el mejor, si Di Stéfano o Kubala…

No he vuelto a ver cielo tan limpio, ni noches tan estrelladas. Siempre juntos, siempre peleados, cogiendo nidos, jugando partidos de fútbol interminables…

Tanto en Los Alcázares como en El Palmar y Sangonera La Verde, hemos tenido que pagar el precio de la civilización, perdiendo rasgos que nos eran propios y que han dejado de existir.
Quizás lo que más huella traza en el recuerdo, sea la sensación de paz que se respiraba en el aire, un aire en el que iban mezclados a los trinos de los pájaros las ásperas aromas de las hierbas de los grandes bancales y secanos, junto a los ecos lejanos y apagados de una fauna doméstica de ladridos y cantos de gallo procedentes de las casas y corralones cercanos.

El tiempo transcurría con idílica lentitud, donde sobraba el reloj porque se calculaba la hora-cuarto arriba, cuarto abajo-por la posición del sol.



¿Era aquel el mejor de los tiempos? Seguramente no. Los Alcázares, a finales del Siglo XIX y bien entrado el Siglo XX, tenía gravísimas deficiencias, tanto urbanísticas y sanitarias, como de alimentación, educación, etc.…

Así lo manifestaba en Agosto de 1970 el entonces Pedáneo D. Juan López Ros, reivindicando la necesidad de Los Alcázares a tener Ayuntamiento propio, ya que al estar repartido su territorio en dos Municipios solamente acarreaba perjuicios y problemas al vecindario: “Si no se procede pronto a asfaltar las calles y arreglar todo esto, llegará pronto el día en que tendrán que cerrar las industrias y los comercios de Los Alcázares, porque aquí no vendrá nadie y el pueblo no tendrá vida. Repito, es necesario que Los Alcázares tenga Ayuntamiento propio”.

Pasados unos años, el 13 de Octubre de 1983 se crea el Ayuntamiento de Los Alcázares.

Ciertamente la vida cotidiana resultaba incómoda y trabajosa para las gentes del pueblo ya que escaseaba casi todo lo imprescindible para lo que hoy consideramos una existencia digna.

Pero en esa búsqueda del tiempo pasado, encontramos también aspectos muy agradables, ya que Los Alcázares de aquella época era un pueblo pequeño, familiar, tranquilo y apacible, en donde sus gentes, se conocían desde siempre, se paseaban y se visitaban. Las calles, sin asfalto pero sin tráfico, ni aglomeraciones de viviendas, constituían lugar de encuentro y de tranquilo diálogo.

No es nostalgia, sino simple recuerdo de cuanto he vivido y me contaron en Los Alcázares, hoy muy diferente, en casi todo, a aquel recoleto pueblo.
Por sus antiguas calles empedradas y polvorientas pasó, de acera a acera, toda la historia de sus moradores, gentes sencillas y buenas que nos precedieron en el tiempo y cuya memoria, debe estar presente en todos.
Quisiera tener un recuerdo para algunas de tantas personas de esta tierra, que conocí desde niño, y a las que tengo presentes por su bondad, sacrificio, su bien hacer las cosas y su comprensión para con los demás.

¿Quién no recuerda o ha oído contar cosas maravillosas de aquellos legendarios maestros, cuyos nombres deberían estar esculpidos en letras de oro, en el lugar más representativo del pueblo?
Don Joaquín Sánchez, Don Bienvenido Conejero, Doña Petra Sánchez, Doña María García y Don Joaquín Cánovas, maestro de Los Narejos.
Ellos son referencia del Magisterio en Los Alcázares.

Los niños, a su paso por la calle, acudíamos presurosos a besarle la mano. Era Don Ramón, cura Párroco de Los Alcázares. Cantaba como los ángeles. Su vida fue un fiel reflejo de la Ley Evangélica que predicó, dejando una estela imborrable en cuantos le conocimos. Otro sacerdote ejemplar, de época más reciente, ha sido D. Jesús Arias al que Dios sacó de su escondida humildad para que fuese resplandor que iluminara al pueblo de Los Alcázares, haciendo prácticas en sí, las palabras de Pablo: “ Todo para todos, para ganarlos a todos”. Hoy se encuentra internado en una Residencia. Sus visitas a enfermos y pobres eran diarias, vivía sus problemas y atendía a todos hasta quedarse sin nada. Un gran sacerdote.

Y en esta búsqueda del tiempo y gentes que marcaron una época nos encontramos con Desideria que fue Comadrona; el Sr. Damián el Carpintero; Manuel Acedo, Practicante de la Base; D. Fernando De la Puente, médico; Tío Manolo Bastida, tienda de Ultramarinos; Antonio de las bicicletas; Antonio Albadalejo, dueño de El Globo, que era una especie de Corte Inglés, al que sucedieron sus hijos Antonio (gran director de teatro), Máximo
( entrañable para todos ) y Rosa del Carmen ; El Cortinas , Alcalde Pedáneo; Martín López, dueño de La Tropical, establecimiento que arrendó a Pedro Alcaraz; Juan Paredes, que dirigió el Hotel- Balneario La Encarnación, heredado por su hija Paquita, una verdadera institución en Los Alcázares. Este Hotel Balneario fue construido por Don Alfonso Carrión en el año 1901, así como otro Balneario que, a partir del año 1915 se convertiría en Club Náutico. De igual modo promovió el famoso Café de la Feria y construyó las casetas de los feriantes y la Iglesia de la Caridad que donó al Obispado. D. Fernando el Lechero, dueño del Cine de Verano, hoy Hotel en construcción; Paco de la Bodega, actual Bar La Ponderosa, donde hoy se prepara un pulpo delicioso; Bar Los Peones, hoy Restaurante Ramón, regentado por mi querido y admirado Máximo y familia; Futbolines Parra, que gozó de una gran popularidad en aquel entonces; Urbano Olmos, Director y actor de Teatro, que solía cantar “ Mi Jaca” en la mayoría de sus representaciones; Manolo y Julio ( Barbería de la Feria), hoy Peluquería Oliver; Juanele, que servía las barras de hielo, entonces imprescindibles, en la antigua Pescadería.





Un hombre al que se le tenía en gran estima, sobre todo por parte de los niños era el conocido como Tío Paco, predecesor del actual Tren turístico ( popularmente conocido como “ Gua Gua” ), mientras paseaba a los niños por las accidentadas calles del pueblo les decía: “ ¿ Cómo me llamo? El Tío Paco, respondían los niños, ¿ Dónde vivo? En San Antón, volvían a contestar, ¿ Qué número? En el doce ( niños)”, e inmediatamente el Tío Paco entonaba con enorme entusiasmo: “ Doce cascabeles tiene mi caballo por la carretera ……” Así, una y otra vez, siempre alegre, incansable, simpático, inolvidable….

Los Luisos, Los Estrujaos y Los Silgas fueron populares pescadores que formaban en su tiempo los típicos barcos en pantasana. Cuando regresaban a tierra, tras sus agotadoras jornadas en el mar, aprovechaban los peces de menor valor para confeccionar lo que hoy conocemos como
“Arroz al caldero”. Otra modalidad gastronómica empleada por ellos fue el “mojete de anguila”

También gozó de una gran popularidad la Bodega de los Peones
(Miguel y Tomás), hoy gestionada por los hijos de Miguel, Gregorio y Tomás. No confundir con el Bar de los Peones, hoy Restaurante Ramón y entonces propiedad de Miguel y Tomás, que en el año 1948 lo compraron a Julián Nieto.

Cuando alguien le preguntaba por algún problema o asunto, el Tío Joselito, siempre contestaba así: “Pan, Pijo y Habas”. Miguel Galindo y su esposa Lola, padres de Jesús Galindo.

El Rata (Torre Pacheco) y García (San Javier) eran los municipales, representantes de la autoridad en el pueblo; Juanico el del Estanco; los Fotógrafos, Tiana y Martínez; Bar La Tapa de Pepe Montesinos; Tío Luis el Guarda que regentó la Posada de Carrión, más tarde el Tío Paco; el Tío Carretilla, vendedor de Lotería; Gerardo el de los Cristales y un viejecito cuyo nombre no recuerdo que vendía muñecos confeccionados por él, con hilo y cartón. Mientras activaba el sencillo juguete cantaba: “Los muñequitos dicen comprarme..”.
Junto a otros fueron grandes protagonistas de su tiempo. Fueron espejo donde nos miramos mi generación. Hombres y mujeres que sólo tenían una palabra que sellaban con un fuerte apretón de manos. Alcazareños de raza, auténticos y sobre todo, hospitalarios; unidos siempre a la razón como la uña a la carne.

Quisiera, con la nostálgica mención de sus nombres y apodos, rendir homenaje a aquellos pioneros que, haciendo frente a toda clase de incomodidades e infortunios, hicieron posible que Los Alcázares naciera y creciera como pueblo en torno a una ermita que tuvieron el acierto de dedicar al Misterio de la Asunción de María, a la Santísima Virgen de Agosto, a aquella que desde siglos, viene siendo la Reina de nuestros corazones….

….“ más sencilla y gentil que las palomas
más hermosa que el día,
más pura que la luz y las aromas,
más hermosa que el sol ¡ eres María!



Francisco Jiménez Pérez
Cronista Oficial de la Villa de El Palmar
Cronista Oficial de Sangonera La Verde.

La Tienda Asilo de El Palmar


La idea de Asilo es análoga
a la de “amparo “, "protección” y “defensa”, de modo que todo Asilo, sea cualquiera el orden de cosas a que se refiera , supone una obra ó un lugar que ampara y defiende contra posibles daños y peligros a las personas o sociedades acogidas a su favor y socorro.

En este sentido , de la Villa de El Palmar, es justo aseverar que por su situación topográfica y extenso territorio ha sido en los pasados tiempos, ancla de seguridad del bajel de Murcia que graciósamente venía flotando en medio del mar de esmeraldas de su otrora paradisiaca huerta.

En aquellos terribles y belicosos tiempos, cuando los fértiles campos de su extensa Vega se veían asolados por invasiones de gentes extrañas , que desde los desiertos africanos arribaban a nuestras costas para penetrar por el puerto de Cartagena en el seno de España , a la cabeza del territorio que forma n las tierras de El Palmar, se erigieron enriscadas fortalezas, destacándose la inexpugnable del Puerto, para que sirvies de amparo y defensa a los hijos de Murcia , como garante de su libertad y salvaguarda de sus ideales..

Y, siglos después , cuando pacificado el territorio de las temibles invasiones extranjeras , se dilataron las voraces márgenes del Segura hasta tocar con sus risueñas florestas en las más bajas y estériles del Guadalentín, temible por sus avenidas, al píe de El Palmar, se abríó un ancho cauce para que, salvando la depresión de la Huerta por ese costado, sirviese de amparo y defensa a la riqueza de sus cultivos . como asilo contra el estrago de sus desbordamientos e inundaciones.

Entre los célebres Castillos del Puerto y las fauces del Reguerón, entre estos dos amparos o asilos de la libertad y de la riqueza de Murcia, se halla situado El Palmar , nuestro Palmar, que, refrigerado por los aires balsámicos de la Sierra de Carrascoy, abrió en todo momento , sus brazos a los hijos de la ciudad para defenderlos de las acometidas del cólera, hasta convertirse en asilo de salud y consuelo para los murcianos dispersos por el azote de la peste, en días inolvidables de luto y desolación.

Por tan noble destino, perpetuado en una tradición gloriosa y fecunda, El Palmar no podía de ninguna de las maneras permanecer impasible ante una nueva invasión del pauperismo moderno, mucho más impetuosa que la que contuvieron sus castillos y sus cauces, porque lo que realmente se introducía en tierras murcianas era la miseria y el hambre que vino a inundar de lagrimas y calamidades a los hogares de las familias pobres y trabajadoras.

Y.....Tradición..tradición...del corazón de los buenos hijos de El Palmar, de sus entrañas más hondas, surgió una vez más , la idea de contener esa nueva invasión de peligros y esa nueva avenida de lágrimas, provocadas esta vez por las crisis que se suelen dar en las llamadas sociedades modernas y cuyo resultado trajo la desolación y el desamparo de los más modestos.

De la idea concebida a su ejecución práctica no medió más que un paso y se dió felizmente el día 28 de Febrero del año Mil Novecientos Diez. El Palmar inauguró una Tienda-Asilo, que bajo el patronazgo de La Purísima, afrontó con firmeza e hidalguía las embestidas de las dificultades, llevando la alegría a las familias acosadas por las enfermedades y la miseria.

Esta Tienda- Asilo, aunque llevaba un nombre usado en instituciones análogas, no se conformó con vender a los pobres, a infimos precios , los alimentos. La Tienda- Asilo de El Palmar fué una obra de más altos vuelos benéficos, con más carácter de Patronato que de Tienda, ya que desde su fundación se propuso dar comida y ropa gratuitas a los pobres : Más de treinta mil raciones gratuitas suministraron en el primer año , amén de numerosísimas prendas de abrigo para aliviar los frios invernales.

El eminente escritor Don Manuel Pérez Villamil decía refiriéndose a los palmareños : “ Gócense de haber nacido en tan fecunda y noble tierra, que desde los muros de sus más altos castillos hasta el fondo de sus hondos cauces , desde su pasado hasta su presente, ha mantenido el voluntario destino de ser amparo y protección de los intereses de su comarca.

¡ Quién sabe, si en el correr de los tiempos, en días largos para nosotros pero cortos para la História , emancipado el buen hijo de su madre generosa, será El Palmar, no ya el ancla de Murcia que le afiance en sus temporales y borrascas, sino el nuevo bajel, que tripulado por generaciones más felices, conduzca a mayores glorias y prosperidades los destinos inmortales de la tierra murciana !

lunes, 14 de julio de 2008

A la memoria de María Baños

María Baños: entrañable amiga y presidenta de la Peña El Lugarico de El Palmar
Silencio los Palmareños
que enmudezcan las guitarras,
quedense las bailaoras,
convertidas en estatuas...
y... suenen las castañuelas,
como cajas destempladas,
para acompasar el luto
que ha muerto Mari Baños,
nuestra Presidenta Amada.
Cuesta trabajo creerlo...
ella que cinceló el nombre de Murcia,
por los lugares de España,
al ritmo y gracia de baile
con su Peña del alma.
Parrandas y malagueñas,
allende Galicia y Cantabria.
¡Cuesta trabajo creerlo!
¡y es verdad tanta desgracia!
Apagaron sus ojos,
más violetas moradas;
y la sonrisa no enciende,
el resplandor de su cara.
Están quietos para siempre
sus pies que fueron dos alas;
sus manos: par d epalomas,
en ardoroso vuelo desbocadas.
¡Nunca sonarán postizas con ecos de madrugada!
Ella que fue de El Palmar;
bandera a mil vientos desplegada;
símbolo, ejemplo y emblema
paladín de su Murcia amada.
¡Lugarico! ¡Lugarico! Has perdido la batalla,
¡pobre! que te quedas sólo sin tu reina del alma.
¡Qué vais a hacer sin ella! ¡Peñas de España!
¡Vamos Mari! Es la hora...
tu Virgen del Rosario espera,
con su túnica bordada.
Cántale canciones bellas
mientras dura la alborada.
¿Por qué no doblan las campanas?
¡Mari! ¡Mari! Mira cuanta gente asoma
no es un duelo, no te preocupes
Toma este refajo azul del cielo...
¿qué quieres descansar? ¡ Pero no puede ser...!
Anda no escuches las voces,
yo soy el fin de tu drama;
¿Pero no me reconoces?
¡Soy tu pueblo! ¡Soy El Palmar, que te llama!