En Sangonera La Verde, nacimos,
Lo tuvimos a honor y gala,
Plaza Mayor, balcones y fachada;
Corral con acceso a la acequia,
Por donde discurría, sinuosa, sin cesar;
Limpia, como los chorros del oro,
Espejo donde moraba el mismo cielo,
Cañas, Sol, aire, ranas, pájaros y calma;
Bello y señorial, cristal de agua,
Sentados en los márgenes de grama,
Escuchamos al ruiseñor, en lo alto de la rama;
Qué quietud, Dios mío, mañanas de azahar,
Vitaminas eran, vitaminas para el alma.
Paquita, hermana mía: Cuánto te quería!
Cuantas horas me regalabas, al día!
Te hará bien, corregir tu caligrafía, Paquito;
Y una y otra vez, esta muestra repetías:
" Sangonera, mi pueblo querido"
No perdías ocasión, de motivar y despertar en mí,
El amor, a nuestras bacheadas calles, a nuestra
Buena gente, todos a una, como Fuente Ovejuna.
Un pueblo........ y a lo largo y ancho, una Familia.
En esta Sangonera amada, por aquella senda Florida,
Dieciséis años cumplía, limpia nobleza de alma,
Siempre, a flor de piel, una sonrisa, como la más guapa,
En tierra de mujeres bellas, todo el mundo reconocía.
Flores, recoge a su paso, flores que a ella envidian;
Pues son más bellas que todas, las flores de sus mejillas.
Primavera en tu alma, verano en tu corazón,
Me enseñaste tantas cosas! Bailes, canciones, poesías..
Paquita, hermana, tú, que tanto me querías....
"Que salga a bailar, la gente de este Lugar,
La Raspa con su son, será vuestra diversión...
De frente, se dan tres, y luego tres de costao,
De frente, otra vez, y tres más del otro lao"
Flores, recogía a su paso, flores que a ella envidian;
Pues más bellas son, las flores de sus mejillas.
A los diecisiete años, una cruel y larga enfermedad,
Nos la arrebató y separó de nuestras vidas...
Mal respondí a tus desvelos..¡Tanto que me querías!
Antes de irte, rogué a Dios, que te acortara la vida..
Yo, que por ti, hubiera dado, a mis 7 años, la mía!
Nunca soporté las lágrimas, que al salir de tu habitación,
Nuestra madre querida, con el corazón destrozado,
A escondidas, y en cualquier rincón de casa, noche y día,
Sin esperanza e inconsolable tristeza, sola, vertía.
Sí, Paquita, Sí, ¡Tanto que te quería! ¡Tanto que me querías!
FRANCISCO JIMÉNEZ, CRONISTA.